1.Una enorme
operación de propaganda hizo cambiar de opinión a EE UU para que aceptara ir a
la I Guerra Mundial.
2.El presidente
Wilson, que había ganado las elecciones con un discurso antibelicista, declaró
la guerra a Alemania después de jurar el cargo.
3.La operación la
dirigió George Creel, un periodista que dirigió el CIP y, más tarde, colaboró
en la 'caza de brujas' de McCarthy.
Los Hombres de
los Cuatro Minutos fueron un grupo de voluntarios, autorizados por el
presidente de EE UU Woodrow Wilson para dar pequeños discursos en todos los
teatros y cines del país.
El tema de sus
intervenciones fue siempre el mismo: la necesidad que tenía el país de entrar
en la guerra europea (haciéndola ‘mundial’) y la captación de fondos para
sostener ese esfuerzo. Los guiones para esas intervenciones se los proporcionó
casi siempre el Comité de Información Pública (CIP), un organismo creado ex
profeso para desarrollar labores de propaganda bélica. Los discursos duraban
cuatro minutos porque era el tiempo que se tardaba en cambiar las bobinas de
las películas en los cines y, según los especialistas, el promedio de atención
humana para un mensaje eficaz. Pero conozcamos mejor el escenario.
En 1917, Europa
llevaba ya tres años en lucha. Woodrow Wilson acababa de ser reelegido
presidente de EEUU con un discurso ostensiblemente antiintervencionista. Iba a
mantener al país fuera de la guerra. Pero, tras varios avatares, y
fundamentalmente tras el hundimiento del trasatlántico Lusitania por parte de
Alemania, Wilson decidió, contra todas sus promesas, entrar en guerra. El 6 de
abril de 1917, el Congreso de EE UU declaró la guerra a Alemania.
Como se puede
suponer, la ciudadanía no entendía mucho. Con un gran número de estadounidenses
de origen alemán en Estados Unidos y muchos otros con fuertes sentimientos
antiintervencionistas –alentados por Wilson, no lo olvidemos–, el Gobierno
decidió que era necesaria una gran campaña de propaganda para agitar el apoyo a
la guerra y dar la vuelta a la opinión pública del país. Entre otras ‘herramientas’,
a principios de junio se crearon los Four Minute Men.
La idea la había
dado, unas semanas antes, un joven hombre de negocios de Chicago, Donald M.
Ryerson, graduado en Yale. A la semana de firmarse la guerra, Ryerson fue a
Washington y, en diez minutos, explicó su idea al presidente del CIP, George
Creel, que inmediatamente lo puso a cargo de hacer de los Hombres de los Cuatro
Minutos una organización nacional.
Un presupuesto
mínimo
Cuando la guerra
terminó, en 1919, más de de 75.000 ciudadanos
de EE UU habían sido Hombres de Cuatro Minutos. Habían pronunciado 7,5 millones
de discursos, delante de 315 millones de estadounidenses y en 5.200
comunidades. Más de 14 millones se alistaron para combatir en Europa (no fueron
todos, claro). Fue, sin ninguna duda, la forma más eficaz de propaganda durante
toda la I Guerra Mundial. Y todo el programa únicamente le había costado al
Gobierno 101.000 dólares.
Se conocen
muchas de las indicaciones que el Comité envió, en su día, a los voluntarios y
que conforman un prototipo de manual de propaganda política. Por ejemplo, el
CIP recordaba que, al disponerse solo de cuatro minutos, no había tiempo
"para una sola palabra perdida". Recomendaban escribir y memorizar el
discurso, y dividirlo meticulosamente en varias partes: 15 segundos para la
apertura, 45 para describir el enlace, 15 para la apelación final, etc. En el
manual se decía: "Nunca ha habido un discurso que no haya podido
mejorarse. Nunca hay que estar satisfecho con el éxito. Trate de tener más éxito,
y aún más éxito. Mantenga los ojos abiertos. Lea todos los periódicos todos los
días, para encontrar un nuevo lema o una nueva frase o una nueva idea para
reemplazar algo que tiene en su discurso (...) Si las ideas son buenas, debe
planear introducirlas en la experiencia de sus oyentes. Pero no ceda a la
inspiración del momento, ni ante el aplauso se aparte de su esquema. Puede
agregar una palabra o dos, pero recuerde que solo puede hablar 130, 140 o 150
palabras por minuto y, si su discurso se ha preparado cuidadosamente para
llenar cuatro minutos, no le podrá añadir nada sin quitar algo de importancia.
Necesitamos su ayuda para hacer del Four Minute Men la fuerza más poderosa para
despertar el patriotismo en Estados Unidos".
Y así fue. La
opinión pública norteamericana, desde entonces, ha sido una de las más
beligerantes del mundo, capaz de apoyar y validar las políticas más agresivas
que se han desarrollado en los últimos cien años.
Propaganda man George Creel
George
Creel (1 de diciembre de 1876 – 2 de octubre de 1953) fue un periodista
investigador, un político, y especialmente fue famoso por ser el jefe del
Comité de información pública una organización de propaganda Norteamericana
creada por el presidente Woodrow Wilson durante la Primera Guerra Mundial.
Publicó
sus memorias en How We Advertised America, en 1920, escribiendo además un total
de 14 libros a lo largo de su vida.
Su
trabajo durante la Primera Guerra Mundial:
Creel
reunió a numerosos artistas norteamericanos y crearon miles de pinturas,
pósters, historietas, y esculturas promoviendo la guerra. También recogió apoyo
de coros, clubes sociales, e instituciones religiosas para unirse a «la mayor
aventura en la historia de la publicidad». Reclutó unos 75 000 «hombres de
cuatro minutos», quienes hablaban sobre la guerra en eventos sociales durante
un tiempo de cuatro minutos, teniendo en cuenta que el tiempo promedio de
atención del ser humano se estimaba era de cuatro minutos.
Los
temas desarrollados comprendían la conscripción, raciones de guerra, bonos de
guerra, jardines de la victoria y las razones por las que se estaba peleando.
Estos hombres eran parte del esfuerzo por mantener la moral de la población. Se
estima que para el final de la guerra, ellos habían realizado más de 7,5
millones de discursos a 314 millones de personas.
Creel
escribió libros y discursos. El libro How the War Came to America fue traducido
a muchos idiomas, y se vendieron unos siete millones de ejemplares e incluía el
discurso sobre la guerra de Wilson. También creó numerosos panfletos que luego
fueron distribuidos con ayuda de los Boy Scouts of America. Se distribuyeron
casi 60 millones de panfletos, y hojas de propaganda. Si bien no toda la gente
cambió su forma de pensar sobre los esfuerzos para la guerra, Creel tuvo éxito
en llegar con el mensaje a toda la gente.
Prestó
servicio en el Consejo Regional del Trabajo de San Francisco (San Francisco
Regional Labor Board) en 1933 y se convirtió en presidente de la Junta Nacional
Asesora (National Advisory Board) de la Works Progress Administration en 1935.
Fue
un miembro activo del Partido Demócrata y concurrió contra el novelista Upton
Sinclair para el cargo de Gobernador de California.
En
sus últimos años Creel fue un ferviente anticomunista, y trabajó con el senador
Joseph McCarthy y Richard Nixon durante la Amenaza Roja de los últimos años de
la década de 1940.
Estuvo
casado con la actriz Blanche Bates desde 1912 hasta la muerte de ésta en 1941.
Más tarde, Creel residió en el Bohemian Club de San Francisco.